Mi mejor opción.

No eres tú por no buscarme,
ni por no abrazarme como si fuese una guitarra,
ni por no mostrarme tu sonrisa ancha que me absorbe,
ni por no estar con tus detalles que me enganchan.

No eres tú por el secreto de año nuevo,
ni por tu traje y corbata imaginarias,
ni por tus manos,
ni por tus palabras.

No eres tú por no haberme esperado,
ni por no haberme preguntado,
ni por no haber querido verme.

No eres tú por esta tristeza que me causas,
ni por la pérdida de tiempo buscándote en otras barbas,
en otros trajes, en otras sonrisas;
no eres tú por haberme calado hasta las trancas,
por haberme dejado sin aire.

No eres tú por crearme ilusiones
y después rompérmelas al no contestarme,
ni eres tú prometiendo cosas
de las que luego te olvidas y ya nadie sabe.

No eres tú por los nervios previos,
el corazón envuelto y los labios pintados;
ni eres tú el vestido y las ganas de verte,
por si pasaba algo.

No eres tú por los brindis ficticios,
ni por aparecer en mis sueños,
ni por tu barba de vikingo,
ni por imaginar que era tuyo cada cigarro,
cada copa, cada risa y cada movimiento.

No eres tú,
es que tampoco es nadie.

Tampoco lo ha sido nunca.

Por eso soy mi mejor opción, todo el tiempo,
porque el destino entre nosotros es todo aquello
que sabía que era imposible.

Por eso yo seré siempre yo,
pero tú nunca serás tú,
ni nunca será nadie.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.