A raíz de ti todo crece.

Si algún día eres ruinas,
en ti, crecerán todas las flores.

Y si no crecen por sí mismas
yo te las planto y te las riego.
Y si hace falta, me saco un curso de jardinería
o me caso con un jardinero.

Pero tú jamás te vas a pudrir.
Jamás te puedes pudrir.
No le permito a la vida y a la materia
que te haga eso.

A ti no te puede tocar el oxígeno,
no te puede consumir,
porque eres inacabable;
eres energía renovable
como la solar o la marina (*).

Te recuerdo que la lluvia no es triste
porque nosotras hicimos llover tras unos cristales,
y tú bien dijiste que siempre parece
que va a llover conmigo.

Además, buscaste mi incendio,
qué más puedo decir.

Contigo la tristeza es una fiesta
porque incluso el aire pueden ser tus brazos
y el frío no existe por tu calor.

Contigo la vida son días festivos,
porque incluso tras la tristeza hay alguna sonrisa
y tras las tormentas, siempre,
se asoma un velero.

Porque quererte tres vidas me sabe a poco tiempo;
y el sol, para darle vueltas, no me parece que esté lejos.

Porque con estas palabras te abrazo
con todas las fuerzas del corazón que tengo
porque a raíz de ti todo crece
y son tuyas las flores de mi pecho.

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