Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2017

No me explico.

No quiero que esto se me vaya de las manos, no porque vayamos a soltarnos o no quiera tenerte entre caricias, sino que no quiero no poder controlarlo. No me explico, y tampoco quiero que esto se me vaya del pecho. No porque lata bonito y no quiera perderlo, sino porque si se sale de mi pecho es posible que después se vaya mi cabeza. No me explico, no sé si podrías llegar a entenderlo, pero te prometo que algo me recorre cuando pienso en que quiero que me cuides. En que quiero que me abraces, que me beses y me mimes. Que quiero tu cariño para guardarlo en papel de oro y cubrirme de él por las noches. No me explico, y tampoco puedo controlarme, aunque lo intento y me llamo valiente por tener un corazón de chiquilla a la que le brillan fuegos artificiales en las manos para tocarte la cara y besarte las mejillas muchas veces.

Llueve fino y no vuelves.

Llueve fino y nos podríamos estar besando, pero tú has desaparecido y no vuelves. Hace un rato estaba nerviosa por verte, he estado toda la tarde pensando en ti, queriendo verte, pero has desaparecido y no vuelves. Y una parte de mí se llama "tonta" a sí misma, y la otra parte se preocupa por ti, se calma y compadece. He puesto el teléfono con sonido, yo que siempre lo tengo ausente, silencioso, ante llamadas o mensajes por si me salvas. Acto seguido he pensado que sólo yo me salvo a mí misma de todas las cosas del mundo y que tú no deberías poder. Pero podrías hacerlo en tan sólo cinco minutos y por eso una parte de mí se susurra "tonta" y se lleva una mano a la cara porque se recuerda que no debe caer y cae... Y quién no va a caerse por tus besos si son resbaladizos, por tu piel fina como esta lluvia, y quién no va a querer latir fuerte junto a tu pecho. Quién, y si de verdad me dices alguien, no lo entendería. Y sigo sin ente