No me explico.
No quiero que esto se me vaya de las manos, no porque vayamos a soltarnos o no quiera tenerte entre caricias, sino que no quiero no poder controlarlo. No me explico, y tampoco quiero que esto se me vaya del pecho. No porque lata bonito y no quiera perderlo, sino porque si se sale de mi pecho es posible que después se vaya mi cabeza. No me explico, no sé si podrías llegar a entenderlo, pero te prometo que algo me recorre cuando pienso en que quiero que me cuides. En que quiero que me abraces, que me beses y me mimes. Que quiero tu cariño para guardarlo en papel de oro y cubrirme de él por las noches. No me explico, y tampoco puedo controlarme, aunque lo intento y me llamo valiente por tener un corazón de chiquilla a la que le brillan fuegos artificiales en las manos para tocarte la cara y besarte las mejillas muchas veces.