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Mostrando entradas de mayo, 2015

Como si fueras a venir.

Con el paso de los años me he dado cuenta de que hay personas que no son horas, ni tampoco días por mucho que queramos. Solía confundirme con los días por bailar sobre las hojas del calendario. Solía llevar la cuenta, seguir la cuenta atrás hasta ti porque eras día, y pensaba que ibas a venir. Pensaba que de alguna manera vendrías a mí. Pensaba que ese día, por ser tú, aparecerías. Hoy es tu día, hoy eres tú, y sé que no vas a venir. Te anclé a una hora tanto de mañana como de madrugada, te anclé a ella e incluso paré mi reloj en ese instante cuando murió para que te quedaras para siempre a mi lado. Pero no eres ninguna hora, ni siquiera fecha. Las horas son horas; las fechas, simples fechas. Tú no tienes nada que ver con ellas. Si has aparecido otras veces, sólo fue casualidad. Y benditas las casualidades, sí... Y qué jodidas también. Me estás inflando el corazón y de un momento a otro siento que va a explotar, y lo va a ensuciar todo de amor. Del que lleva t

No fue suficiente.

Desde aquí, desde mi casa, puedo escuchar los sonidos de las atracciones de la feria, ver el vestido de luces de la noria y la luna entre las nubes de tormenta. Puedo escuchar los gritos de los turistas derrochando adrenalina, puedo oír sus risas y el eco de las nuestras del pasado. Puedo sentirte en mi corazón, bombardeándolo. Declarándome un golpe de Estado, como la tarde que fuimos al faro y nuestros labios dejaron de ser vírgenes para hacerse amantes del diablo. Mira que se nos daba mal bailar por separado, pero juntos habríamos ganado cualquier concurso de baile. Tus manos estaban hechas para estar posadas sobre mi cuerpo, mis pies a la medida para ser ágiles y pequeños. Aquella noche conquistamos el mundo sin levantar los pies del suelo. Entre las sombras éramos uno, y ahora sólo quedan recuerdos. Nos recuerdo valientes, gemelos, eternos. Y no entiendo cómo ha podido separarnos tanto el paso del tiempo. A veces me llueve en la nuca y las gotas me patinan po

Desvaríos varios para nadie.

Me parecen tres otoños demasiado poco para todo lo que te echo de menos cada día. Quinientos días juntos no me parecieron ni un suspiro, quinientas noches sola, al menos una vida. Diecinueve días un beso corto, una mano en el hombro, un te quiero pero no todavía. Se ve que no fue suficiente tenerte todo un verano en mi cama, tampoco soñarte hasta tener pesadillas. Podría haberte bailado encima, con los pies descalzos sobre tu pecho y aún así habría seguido haciendo frío polar por tu corazón congelado. Los domingos me suelo jurar que cambiaré de ruinas y dejaré de hablarte, pero cada lunes recaigo y la caída me dura hasta el sábado por la noche cuando me baño en alcohol como si se tratara de una piscina. Al fin y al cabo no eras para tanto, ya lo sé... Lo sé. Pero hiciste temblar todos mis cimientos y te volviste okupa de mi corazón sin pagarme el alquiler ni tan siquiera los daños. No eres para tanto, pero sí pluscuamperfecto. Tu boca es la cueva que bu

Aprendiendo.

Parece que me va a llover encima y él no me va a decir te quiero. Le he visto bailar entre mis dedos sin saber, con torpeza, mientras el mundo le ponía la zancadilla y caía en mis manos. Ojalá esté siempre cayendo siempre y cuando yo, pueda evitar que se haga daño. Aprendí que caemos para aprender a levantarnos. Y por eso, vamos a pasarnos la vida aprendiendo a cómo caer el uno en el otro sin hacerse daño. Aprendiendo a cómo besarnos sin rozar nuestros labios, a tocarnos las manos mientras estamos lejos. Aprendiendo a contarle sin abrir los labios, sin decirle nada... Sólo con la mirada desde la distancia, desde la música que proviene de su boca y de sus manos... Aquella que me roza y me calma, aquella que sueña con que mi corazón sea diana, para clavarme en el centro todos sus dardos. Aprendiendo a no querer contarle que no hay sueño en el que no aparezca, ni día en el que no le recuerde, ni vida en la que no le quiera.

Los no olvidados.

En este mismo momento,  en este mismo mundo pero en distintos lugares, dos personas están tratando de olvidarse. Y lo sé porque somos tú y yo. Nos he visto en el reflejo del panel de llegadas y salidas de la estación. Nos he visto echándonos de menos, rompiéndonos por dentro, diciéndonos adiós. Una de ellas, yo, está comprendiendo que hay personas que se clavan como anclas, a las que arrastras por todo el océano. Que hay personas que se cuelan como pájaros por la ventana y se quedan a vivir en el calor de tu habitación. Que algunas son callejones sin salida y sin dirección, pero que se quedan dentro de un bucle de recuerdos constantes. Tal vez las dos estén siendo conscientes en este mismo momento de que no pueden olvidarse, sin estar infringiendo una ley. Van a ser condenados por ir en contra del Universo, encerrados en la misma celda para que se vean, se quieran. Se recuerden. Tal vez nos hayamos intentado olvidar otras veces. Tal vez ellos

Si me dices ven.

Comprendí que a veces el cielo arde  y no hay bomberos que lo apaguen, que a veces pides auxilio, gritas S.O.S y hacen oídos sordos dejando que te ahogues como quien nada entre tiburones a favor de la corriente haciéndose el muerto. Que a veces debes alegrarte de que las canciones te recuerden a alguien, porque así estará siempre, aunque no esté. Que te echaría de menos aunque no te hubiera conocido antes, ni nunca porque ya existías en mi mente y al conocerte sólo me bastó sonreír. Porque ahora que te conozco y temo desconocerte, quiero irme muy lejos. Pero de ti, y que me sigas. Porque el mundo se derrumba y n osotros ya no somos los mismos. Y yo no tengo tantas vidas para sobrevivir a todos tus disparos. Porque siempre te he escrito con los ojos cerrados y el corazón muy abierto para que te sintieras como en casa y me llamaras hogar. Pero no lo haces porque no me buscas, ni me llamas. Deshaces nuestros lazos. Quería decirte que si un día me convierto

El incendio de 1999.

La última noche de 1999, todos creían que el mundo iba a llegar a su fin. Por eso cerraron sus cortinas, se encerraron en sus casas para hacer el amor antes de que llegase el fin del mundo y los encontrase muertos. Aquella noche, el blues de B.B. King sonaba en el cielo y las estrellas bailaban tililando a lo lejos. Sucedió el mayor incendio de todos los tiempos. Era yo, ya sabes cómo soy, siempre he sido fuego. Tú solías soplarme, siendo aire, para que conquistara el mundo, devastara todos los campos, llegara de un lugar a otro en cuestión de segundos. Pero aquella noche, a diferencia del resto, estabas cansada de lo nuestro y querías apagarme para que dejara de ser fuego. Empezaste a soplarme con fuerza, mientras yo apenas sin aliento, intentaba propagarme con más fuerza. Alcanzaba más y más hectáreas, no dejaban de sonar sirenas y aumentaba el número de helicópteros y camiones cisterna. Estaban todos contra mí, hasta tú. Quién lo habría dicho antes, si sie

Cosas que nunca te dije.

"Hay que saber cuándo buscar y cuándo dejar  que te busquen.  Y en ese momento, cuando dejas  que te busquen,  te das cuenta de si debes seguir  haciéndolo o no.  Y tú no me buscas,   pero nunca aprendo.  Contigo no." Tantas son las cosas que nunca te dije que no sé por dónde empezar a romperme para contarte todo lo que te quiero decir. Una vez me imaginé siendo diminuta y colándome entre el pequeño espacio existente entre tus paletas, creyendo que posaba para una foto en un monumento famoso que más tarde enmarcaría en la pared de mi habitación y que no tendría nada que envidiarle ni a la Torre Eiffel ni al Coliseo. Porque jamás habría posado tan sonriente como me imaginé aquella vez entre tus dientes. No siempre saber que te escriben acaba contigo lanzándote a sus brazos. Eso lo comprendí el día que te lo dije y preferiste no responder, como si mis palabras hubieran sido una hoja diminuta en un día de mucho viento. Por suerte o por desgracia, n

La música alegra el corazón.

Hace algún tiempo quería escribir sobre alguien. Alguien atractivo a los ojos, con venas marcadas en los brazos como toboganes y medias sonrisas con forma de media luna. Hace algún tiempo quise escribir sobre alguien y encontré la excusa, pero las palabras no fluyeron por mis venas, no sobrevolaron mi cabeza buscando la unión del teclado con mis yemas. Me ha llevado un tiempo entender que a veces aunque creas que no es el tema adecuado para escribir, sí lo es, pero no era ni la persona ni el momento. A veces es tan sólo cuestión de tiempo, dejar que aparezca alguien, una noche de pronto. Que te pille por sorpresa, que te haga bailar entre las letras, que le dé sentido a la locura de tu cabeza. A veces lo importante no es querer escribir sobre alguien, sino la persona que te inspira a hacerlo. Porque esperar en stand by no es malo, a veces es lo correcto. Esperar, porque la vida puede cambiar en un momento y cuando fluye por tus venas, sabes que ése es el mome

Siempre nos encontramos en la misma canción.

A veces tengo ganas de abrazarte muy fuerte y decirte al oído que gracias... por ser tú. Por ser como eres. Así como tú eres. Especial, similar y onírico. Así como eres tú. Porque eres caos, el caos hecho persona, aquello que te hace único. Porque aún te entiendo, y aún así, amo tu caos. Yo, trato de ser racional y tropiezo, me dejo volar por los sueños. Tú eres racional y no crees en los mil cuentos que te tengo que contar. Tampoco en los besos que te debo, pues tú, me debes más... Somos seres opuestos en millones de pequeñas cosas con las que podríamos llenar cajones enteros. Pero por muy opuestos e imposibles que seamos, siempre nos encontramos en la misma canción. Tú utilizas las letras para formar acordes y componer canciones, yo para escribir sobre lo uña y carne que sois tu guitarra y tú. Lo guapo que estás cuando vuelves y me besas en el corazón con cada cuerda que tocas con tus yemas. He entendido que podría escribirte un libro, darte

Hombre pájaro.

Imagen
Una noche, mientras yo trataba de bailar música arrítmica, Jimmy D se encontraba en la otra punta de la ciudad bebiendo cerveza con el atractivo que le es tan peculiar y que deja mudas a las sirenas. Se encontraba en el último lugar que nos vimos y en el lugar en el que me recordó al eterno James Dean, con su pelo revuelto y algo rizado, su cazadora negra y poses de seductor varonil. Y aunque busqué a Jimmy D, él no estaba allí. Al girarme entre la gente no era él, no apareció. A veces las canciones se equivocan; sí, ya lo ves. Se encontraba tan lejos de mi pecho, de mis ojos, de mi boca que si yo hubiera sido la cabeza de la ciudad, Jimmy habría sido los pies. Habría sido mis pies y me habría sacado a bailar... Porque todo habría sido distinto si me hubiera sacado a bailar la última noche en la que nos vimos. Pero no lo hizo y no lo hará jamás porque los pájaros vuelan y yo ni tengo alas ni tampoco sé volar. Aunque podría enseñarme a hacerlo y enseñ

Condena.

Si hubiera sabido que quien me hizo arder convirtiéndome en incendio, me apagaría siendo gasolina, fuego y bombero a la vez, habría caído también. Habría ardido también, porque por ti moriría ahora mismo. Me arrancaría la piel. Si hubiera sabido que no me querías, te habría seguido queriendo. Habría seguido teniendo ganas de lamerte las heridas, morderte los huesos. Estoy condenada a mirarte desde fuera, dejar que el aire te acaricie el cuerpo a la velocidad que un tractor circula en carretera. Condenada a ver cómo el agua se resbala por tu piel siendo jabón, mientras nadas siendo pez en una piscina que es pecera. Condenada a no poder tocarte la piel como lo hacen el sol y la luna, a no poder iluminarte ni calentarte, a no poder secarte con abrazos ni amarte con locura. Condenada a pensarte cada vez que cruzamos miradas o que escucho tu voz cuando resuena tu nombre en los labios del resto. Condenada a observarte desde fuera queriendo colarme dentro por