Siempre nos encontramos en la misma canción.

A veces tengo ganas de
abrazarte muy fuerte
y decirte al oído que gracias...
por ser tú.

Por ser como eres.
Así como tú eres. Especial,
similar y onírico.
Así como eres tú.

Porque eres caos,
el caos hecho persona,
aquello que te hace único.
Porque aún te entiendo,
y aún así, amo tu caos.

Yo, trato de ser racional y tropiezo,
me dejo volar por los sueños.
Tú eres racional y no crees en los
mil cuentos que te tengo que contar.

Tampoco en los besos que te debo,
pues tú, me debes más...

Somos seres opuestos
en millones de pequeñas cosas
con las que podríamos llenar cajones enteros.

Pero por muy opuestos e imposibles
que seamos, siempre nos encontramos
en la misma canción.

Tú utilizas las letras para formar acordes
y componer canciones, yo para escribir
sobre lo uña y carne que sois tu guitarra
y tú.

Lo guapo que estás cuando vuelves
y me besas en el corazón con cada cuerda
que tocas con tus yemas.

He entendido que podría escribirte un libro,
darte el papel principal;
y aún así no lo leerías.

Prefieres no saber la verdad,
sólo seguir siendo mi fuente de inspiración
entre las sombras.

Porque sabes que si me pidieras tres días,
yo te los daría esta noche. O mañana,
o el año que viene... Y que nunca te diría
que no.

Porque eres Pignoise sonando un día cualquiera
de sorpresa en la radio mientras voy en coche o
en autobús y está el día gris.

Porque parece que va a llover...
Y no sé cómo salir de esta situación.

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