Los no olvidados.

En este mismo momento, 
en este mismo mundo pero en distintos lugares,
dos personas están tratando de olvidarse.

Y lo sé porque somos tú y yo.
Nos he visto en el reflejo del panel de llegadas y salidas
de la estación. Nos he visto echándonos de menos,
rompiéndonos por dentro, diciéndonos adiós.

Una de ellas, yo, está comprendiendo que
hay personas que se clavan como anclas,
a las que arrastras por todo el océano.
Que hay personas que se cuelan como pájaros
por la ventana y se quedan a vivir en el calor de tu habitación.
Que algunas son callejones sin salida
y sin dirección,
pero que se quedan dentro de un bucle
de recuerdos constantes.

Tal vez las dos estén siendo conscientes
en este mismo momento de que no pueden olvidarse,
sin estar infringiendo una ley.

Van a ser condenados por ir en contra del Universo,
encerrados en la misma celda para que se vean,
se quieran. Se recuerden.

Tal vez nos hayamos intentado olvidar otras veces.

Tal vez ellos, nosotros, hayan sido ya antes conscientes.

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