Mientras llueve.
Es de noche, y mientras llueve, a mi lado, haces de tu cama el paraíso. No necesito nada más que ésto, pienso y lo confieso, nada más que tus brazos alrededor de mi cuerpo. Y no concibo que nunca alguien antes te haya dicho cuánto llenas; tu cama sin ti parecía un planeta olvidado y vacío. Y frío, pero entonces vuelves y ahora sé que el invierno no existe si comparto cama contigo. Porque pegas tu pecho al mío y me incendias de ganas, y me abrazas por la espalda, me respiras en el oído, y la cama arde y encuentro la paz en nuestras piernas enredadas como si fuésemos árboles que se dan cobijo. Porque llenas los silencios de caricias y a oscuras nos encontramos sin necesidad de tantearnos porque ya nos conocemos. Nuestras bocas se hablan con besos, nuestras lenguas se leen en idiomas nuevos y en mi pecho crecen flores cada vez que me tocas. Siento mi corazón expandirse, las letras que forman un te quiero salirse de mi boca. Te veo besar mi ombligo