Siempre estás conmigo, pero este día te sentí muy fuerte.
Hoy volví a la infancia, a tus manos, a corretear por las escaleras de la casa, a saltar sobre las camas, a cruzar el jardín, a sentarme en la puerta, a mirar por la ventana, a pasear por las calles hasta llegar a la plaza, al bar de la esquina, al paseo por la ría, al camino al cementerio donde te lloré, a tu cuerpo y tus huesos, la última vez. Sobre todo en aquel febrero y los años que siguieron, y que siguen a mi lado mientras tú también estás conmigo, que yo lo siento. Hoy volví a la infancia y te sentí muy fuerte en mi pecho. Cuando pronuncio o alguien pronuncia la palabra. Hoy te he sentido tan fuerte, aquellos días, tu acento, tus gestos, el cariño que en nosotras depositabas, que regabas con miradas, aunque ausentes, y besos, los primeros, cuando aún pisábamos aquel portal y tú me hacías la pregunta y yo no llegaba a la altura de la cerradura. Que hoy te he sentido conmigo de nuevo, como si estuvieras de veras, y lo necesitaba. A mi abuelo En