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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Te está besando una mujer.

Te está besando una mujer de piernas largas, que es el centro de la diana a la que todos apuntan y con la que todos quieren bailar algunas veces al año. Esta mañana te habrá acelerado el corazón, al encontrártela despierta, intensa y destilando vida en cada respiración mientras tus ojos la miraban tranquilo. Esta tarde te habrá sonrojado las mejillas cuando el sol comenzaba a decir adiós entre los grandes edificios. Y esta noche te estará sacando a bailar como nunca lo he hecho yo, porque le he pedido que por mí bese la suela de tus zapatos. Y después cuando se desplomen las horas sobre tus huesos y tus ojos decidan apagarse como lámparas en su mesita, y te acompañe a la cama y admire cada parte de tu cuerpo desnudo, le he pedido que también bese por mí la planta de tus pies sin hacerte cosquillas. Porque te está besando una mujer a la que conozco, que hace un año me abrazó a mí en forma de persona de un metro y setenta y tres centímetros. Una mujer que es

En el borde de los labios.

Algunas veces me he dado cuenta de que tienes una canción en el borde de los labios. Dulce y cálida, como me noto yo cuando me envuelves, haciéndome sentir como un murciélago en su cueva. Tu boca me mira y se relame como si fuese una orilla sacudida por las olas, y yo me dejo llevar en los silencios que nos unen. En el reflejo de tus labios veo unos dedos que se mueven como arañas mientras bailan sobre las teclas de un piano; mientras un río suena dentro de ti. Cuando me miras empieza a fluir desde tus ojos hasta tu pecho, y se esparce por tu corazón que es mi montaña. Humedece tu naturaleza y huele a lluvia, y a una mezcla de lavanda y jazmín. A veces al cerrar los ojos veo cómo el río fluye y se desliza con musicalidad por las venas de tus brazos, que van a parar en mí cuando cruzas por mis sueños como esta madrugada. Sentí mucho no haberte besado aquella noche cuando te brillaban tanto los ojos; por eso esta noche, que estabas tan tierno y me mirabas, me