Si quieres.
Si quieres podemos tumbarnos en tu cama, me puedes abrazar como lo haces por las noches, como si yo fuese un pez enorme y tú me atraparas con los brazos porque te faltan manos. Y me atrapas, no para matarme aunque sí me des mordiscos; sino para que no me lleven, no me caiga, no me haga o hagan daño. Y yo me quedo en ti, dentro de tus brazos, entre tus manos y tu pecho, y siento que formo parte de tu sangre y me envuelvo de tu aroma. Y me quedo en ti, no retenida, sino en calma; enamorada de tu abismo, de la forma de tu cuerpo, de tu caracola. Si quieres podemos tumbarnos en tu cama y quedarnos dormidos; o respirarnos despacito mientras nos llenamos de caricias. También podemos permanecer despiertos en nuestra nube de cariño, en mi sueño de tenerte, y dar vueltas hasta besarnos por completo los cuerpos. Podemos hacerlo mientras se escapa el verano caminando descalzo por la orilla, mientras se aleja y da la espalda al ocaso. Mientras los niños y sus fam