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Mostrando entradas de octubre, 2015

Porque no. (Primera fase)

He perdido tus labios y he perdido la vida. Y además, también me he perdido yo, porque ¿cómo se sale de alguien que está dentro de ti, sin introducirte más yendo a un lugar a donde ni tú sabes dónde? Porque también he perdido tus manos y tus ojos, pero prefiero saber hacerme yo el nudo en el estómago para así poder ahorcarme el corazón. Porque hay personas que sólo valen para ser fotografiadas y otras para mirar desde el visor, igual que algunas sólo valen para ser amadas y otras para amar sin que el amor sea correspondido. Porque yo siempre he comprado el billete de amor de ida y nunca he encontrado a la venta el de vuelta. Y porque tú no podías ser la excepción. Porque no. Porque la función se ha extendido más de lo necesario, los actores se cansaron y fallaban en la interpretación. Porque hoy me he sentido lluvia cuando los monstruos me han empezado a morder, clavándome sus colmillos afilados entre las costillas, y me han causado menos dolor que tus idas

También esto es mentira.

Me he cansado de ti, de tus ojos y pestañas kilométricas. De tus manos de hombre y de tu ilusión de niño. De tus idas y venidas que siempre me pillan con el corazón desprevenido. Me he cansado de tu ausencia inconfundible, de tus manías, de mis ganas por tus abrazos, de tus labios lejanos y también de tus silencios. Me he cansado de tu ropa, del arte de tus dedos, del lunar que tienes de satélite en la mirada, del resto de lunares que desconozco y de tu poder para estar en mi garganta, en mi hígado, en mis pulmones, en mi caja torácica. Y sobre todo en mi corazón. Me he cansado de buscarte por todos los sitios y de no encontrarte nunca. Me he cansado de no poder olvidarte y de que tú lo hagas. De quererte y que me duela. Me he cansado de odiarte, pero no te odio. Me he cansado de ti, y es mentira porque no puedo dejarte por imposible. Tampoco es que quiera, tampoco sé si me entiendes, tampoco sé si deberías. Me he cansado de todas tus canciones, tus camisas,

Si tu amor y mi amor se conociesen.

Si tu amor y mi amor se conociesen, mi amor se movería alrededor tratando de llamar su atención y el tuyo ni le miraría. Si tu amor y mi amor se encontrasen, mi amor volaría corriendo a sus brazos y tu amor le evitaría. Si tu amor fuese un velero, mi amor compraría todos los mares, para admirar cómo tu amor se mueve solo en la pista de baile. Porque mi amor necesita a tu amor como si fuese vida. Como si fuese agua. Como si fuese aire. Porque si tu amor no correspondido pudiese curarse, mi amor se embadurnaría el corazón en alcohol 96º. Pero tu amor no puede curarse. Y mi amor no quiere olvidarle, porque le quiere de norte a sur, de este a oeste, y de voy a ven.

No saldrá bien.

Sueño que te cubro con terciopelo rojo el corazón y lo acaricio mientras te duermes en mi ombligo como un bebé. Que te soplo las pestañas una a una, mientras pronuncias mi nombre y me llamas amor. Que donde acaban tus labios, empiezan mis ojos, y en mis pupilas se hace la luz. Que donde acaban tus manos, comienzan mis escombros y al fondo, mi corazón. Que en el precipicio de tus dedos buscas el mar de mis yemas, y al no encontrarlo sientes que ha bajado la marea. Que en la punta de tu lengua, buscas el muro de mis dientes y crees que aún te quedan dos pasos más al frente. Que tus pestañeos son largos para verme, porque sabes que soy la única que te va a querer siempre. Que todo tu cuerpo está bloqueado con una clave secreta a la que sólo mis huellas dactilares tienen respuesta. Que tus lunares son los puntos seguidos con los que acabo mis frases y mis palabras tus canciones. Y de pronto algo cruje, algo dentro de mi caparazón se parte. Despierto ocupando tu la

Aunque nunca estés.

Odio querer hablarte en todo momento, querer saber de ti, cómo estás, qué llevas puesto, si te acuerdas de mí, si me echas de menos. Odio querer saber dónde estás, si te gustaría que estuviera allí, si me necesitas al despertar y me sientes al dormir. Odio quererte escribir y que tú no me quieras leer. Odio que sepas vivir sin mí y que no te lastime mi ausencia. Y aunque odie escribirte, no quiero que te vayas porque no quiero dejar de hacerlo. Porque me despiertas y me acuestas, me conmueves, me haces pensar, querer, sentir. Te despides sin palabras con todo lo que no te puedo decir en los labios, y dejándome las ganas en las yemas de los dedos. Y por eso nunca quiero que te vayas. Y por eso no quiero dejar de hacerlo. Porque prefiero que te quedes... Aunque nunca estés.