Olvido en día gris.

Hoy el cielo está gris
y parece que presencia un olvido,
o un inicio de éste,
o un intento.

Porque a veces uno lo intenta
y se dice con ganas
"hoy voy a olvidarte";
y después el pecho y el mundo,
también la vida,
le hace un imposible.

Hoy el cielo está gris
y parece que alguien hubiese
emborronado sus recuerdos,
en la memoria del cielo,
para que fuese más fácil.

No sé si llegó a conseguirlo,
sólo sé que yo fracasé en cada intento
de dejar de quererte en cada madrugada.

Anoche la playa estaba en calma,
brillaban las luces a lo lejos
y los dos faros bailaban
emitiendo destellos
como si estuviesen buscándose
entre las embarcaciones.

El agua acariciaba la arena,
sonaba de fondo música serena
y yo no sé dónde tú estabas;
pero como siempre, ardiendo en mi pecho.

En el bar de siempre
una pareja se besaba,
y se miraban sólo a ellos
como si el resto del mundo no existiese.

Yo te buscaba tras la puerta,
tras el cristal entre los desconocidos;
el pecho me saltaba como si estuvieses escondido
y yo fuese a encontrarte, como si aquello
fuera el pilla-pilla y nosotros todavía niños
que se quieren, pero todavía no lo saben.

Pero tú no estabas
y cada vez a la vida la comprendo menos.
¿Por qué me ardes el pecho si no vienes?
¿Por qué no me soplas y me apagas?

¿Por qué si siempre me sucede lo mismo
no aprendo?
Después de tantas veces, tantos intentos,
toma esto como despedida.

Porque hoy el cielo está gris
y parece que presencia un olvido,
o un inicio de éste o un intento
como otro cualquiera.

Y porque quizá todos los olvidos
están encadenados a los días grises
en sus nubes
con sus palabras emborronadas
y les hacen sombra
a los recuerdos.

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