Esto no es crecer.

Siempre duele un poco
que lo que un día estuvo,
hoy ya no esté,
no se mantenga
y tú intentes aferrarte
con todas tus fuerzas a algo que
no existe.

La vida parece que es eso,
ser destinada a un abandono
que sólo tú sientes,
lleno de espinas.

Y a veces, sólo necesitas poca cosa.
Muy poca cosa, pero nadie saber leer,
ni mucho menos comprender tus necesidades
más simples.

Calor y cariño, las dos empezando con c,
con c de un corazón que bombea tranquilo,
cuando no lo hace fuera de sus órbitas.

A veces tan sólo necesitas
volver a sentir lo que sentías, antaño,
cuando la infancia te soplaba en la cara,
la mano de tus padres estaba a un palmo de tus manos,
aquello era el roce del cariño que hoy ya no cabe
entre las paredes de esta casa.

Cuando tu conciencia no te atormentaba
y no sentías ganas de llorar por el poco amor que entra
y todo el que sale, que tiende a desestabilizarte
cada día, aunque no sepas gritarlo.

Tampoco es pedir tanto, creo.
No sé a cuánto está el amor últimamente
pero parece que no me llegan las manos
ni a rozarlo siquiera.

Que todo lo pasado no vuelva,
ni incluso lo bueno,
me pone triste.

Tiempos que no volverán
y ni siquiera se habrán quedado en la tierra.

En las raíces de la memoria algo de ceniza queda,
quiero creer, mientras cierro los ojos
y busco algo de calma
a la que aferrarme más tarde
cuando quiera saltar por la ventana
y no haya una mano que me frene.

Crecer no es ésto.
Y podría repetirlo cientos de veces.

Y si esto es crecer, es saber ya de antemano,
que no vas a salir fuerte.

Si ésto es crecer, están equivocados.
Así una flor tan sólo se quiebra.
Se seca. Se encoge.

Pero parece que no les importe.
Que no se den cuenta.

Estos senderos, siguiendo estas huellas,
sé con certeza que no llevan a ninguna parte.

Sólo a perderme
y que se me consuma el pecho.

Si crecer es ésto,
todo me parece hoy tristeza.

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