Lo que eres y lo que no.

Sé que ese no es tu coche,
que esa no es tu risa,
que esas manos que se mueven
no son tus manos.

Sé que esa sombra que se marcha
no es tu sombra
y que esos pies que se acercan
y me pisan no son los tuyos.

Lo sé porque tú no me pisarías los pies
porque cuando pudiste
me acariciaste las piernas.

Y sé que no hemos bailado juntos,
al menos todavía, y que esos que bailan
sin mirarse ni encenderse con el tacto
como cerillas, no somos nosotros.

Sé que la respiración que me llega
al oído a pasos de tortuga
no es como respiras.

Y lo sé, no por otra cosa,
sino porque cuando me hablas
voy entendiendo cómo eres.

Porque no sé cómo duermes,
pero un poco sí cómo andas.
No sé cómo besas
pero un poco sí cómo bailas
y cómo ríes...

Sé cómo abrazas
y cómo haces sentirme.

Y aunque no sepa otras cosas,
tus sueños y temores,
qué no te deja dormir y qué sí
poner los ojos tristes,

sé cuándo no eres
porque te he imaginado.

Y porque cuando creí empezar a conocerte
en mi pecho hubo una explosión,
lo más parecida al Big Bang;
te lo puedo jurar aquí mismo si me miras.

Y sé todo lo anterior,
lo sé y no me equivoco
porque aunque apenas te conozca,
eso no lo siento cuando aquellos que no son
todo aquello que tú eres
pasan por mi lado.

Porque ellos son tan sólo humo
que no levantan ni el aire,
mientras tú,
eres el causante de todos mis terremotos
con el simple aleteo de tus pestañas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.