Las ganas.

¿Cuánto tiempo tardan
en extinguirse las ganas
de querer hablarte
antes de cometer el error
y hacerlo?

Porque ayer,
porque hoy,
porque ahora mismo
una parte de mí se lanza.

Porque ahora,
justo ahora,
una parte de mí me acaricia
y la otra desea correr
a tu encuentro.

Y otra parte de mí se arrastra
y otra me retiene a mí misma
Y me dice que no,
que no lo haga, que espere.

Y mi parte impaciente
no tiene tiempo,
y mi parte pequeña 
no lo comprende,
y mi parte más pura 
se limpia las lágrimas
mientras te mira y se relame.

Y mi parte paciente,
mi parte tranquila,
mi parte serena,
me aplauden flojito.

“Esto es una guerra”,
piensan para adentro. 
Y tú no eres consciente.

No sabes lo que es querer hablarte
y no hacerlo. Tener el cuerpo entero
como un campo de batalla.

Morderme la lengua,
sujetarme las manos,
tener fuego en los ojos
y sellarme las palabras.

“Me quema el pecho”,
dice, mi parte más sensible.
Y mi parte impaciente enloquece
y mi parte paciente me sopla.

"Está volviendo a arder,
traed agua y que no prenda",
mientras tanto otras pequeñas partes
lanzan cerillas mientras gritan eufóricas.

"Que arda en llamas y le hable",
mientras resignadas las pequeñas preguntan
"¿para qué?".

"Que el fuego se apague,
que no lo haga".
"Pero el fuego no es vencido,
el fuego gana;
porque ayer ardía,
porque hoy arde,
porque arde ahora.
Arden las ganas".

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