Como una hoja de otoño.

A veces parece que nunca has estado,
que no has existido.

Que has sido un sueño precioso
del que nadie en su sano juicio
habría querido despertar.

Y yo sabía, yo sabía y en el fondo
yo no estaba preparada,
que tus ojos empezarían a hacerme daño
en el momento en que dejaras
de mirarme.

Porque yo desconocía
cuánto medía el mundo
y ahora menos me interesa,
porque sin ti se redució a cenizas
de un segundo para el otro.

Porque contigo era
como si el mundo
hiciese fila a tu paso
y las farolas te alumbraran
al pasar todo el camino.

Y es que es extraño,
pensar que el mundo sea capaz
de seguir girando sin ti.

Me siento extraña y me duele
en lo más profundo,
de mi ser, de mi pecho, que no estés.

Que desaparecieras así,
como una hoja de otoño
que es lleva por el viento
a cualquier otra parte.

A un acceso prohibido
y ya jamás pueda volver
a tocarte con mis dedos de seda
ni adentrarme en tus costillas
de marfil.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.