Siempre eres tú, hasta cuando no lo eres.

"No tengo miedo de perderme,
sino de encontrarte y ver
que te estás acabando.
No te acabes nunca, 
por favor."

Una vez me preguntaste si ser azul
sin ser cielo, era ser mar. Y yo te respondí
que es ser tú. Siempre eres tú.

Perdóname por tener siempre el no
en la boca, es esa costumbre loca.
Y ya sabes, cada loco con su puente o cuerda.
Y mi cuerda sin ser soga, eres tú.

Me curas siempre con tu sí.
Qué antítesis más antídoto, ¿no crees?
Mis siempres y mis nuncas son diferentes,
como la luna en cada estación,
solías decir.

Eres tú y es por ti que las palabras me florecen,
eres tú quien acorta los puentes.
Siempre eres tú.

Tu mirada el epicentro
del desplome de mí misma
y tu risa la conversión
de lo que soy.

Siempre me ha dado la impresión
de que éramos dos líneas paralelas
cogidas de la mano, que avanzaban lento
la una al lado de la otra,
al mismo tiempo.

Y es verdad que las paralelas convergen,
pero nadie sabe cuándo.

Lo que ahora sé es que una vez
las paralelas convergen, se distancian.
Permanecen en ese punto
durante un tiempo efímero,
y después se vuelven a alejar
y ya no son paralelas,
sino líneas rectas.
Y esa línea recta es todo lo que
ahora eres.

Creo que el amor mueve el mundo
y sin él estamos muertos. Y aunque
entre nosotros queden recuerdos,
sólo queden los recuerdos,
siempre eres tú,
hasta cuando no lo eres.

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