Y tú tan seco.

No podrías ser el clavo ni aunque quisieras,
porque no existe herramienta
que te saque de donde estás.

Tienes reservado el ático de mi alma
y no lo estás sabiendo aprovechar
porque me cortas las alas.

Pero soy un pájaro con ansia de libertad
que imagina cuánto cielo debe haber en tus labios.

Así que soy el pájaro que abre la ventana y se tira
pensando que vas a estar debajo por si caigo,
o vas a estar arriba por si echo a volar.

Como quien se tapa los ojos con las manos
porque no sabe dónde esconderlas
y ya ha tirado todas las piedras
y no queda tiempo, ni siquiera quedan fuerzas
para algo más.

Me tiro a la piscina tantas veces que me arrepiento la mayoría,
pero casi siempre suele ser un poco tarde para echarse atrás.

La piscina está tan llena de agua que el frío
se me agarra a los pulmones.

Y mientras yo tan empapada,
tú tan seco.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.