Digo.

Digo que no quiero volver a verte
pero me recorre un escalofrío
al pensar que puedo hacerlo.
Y digo que no te quiero ver
pero espero que aparezcas,
y no apareces y me entristezco.

Digo que no quiero volver a hablarte
y finjo que no quiero que lo hagas,
pero espero a que me escribas,
y espero y no lo haces.
Y espero y me derrumbo.

Digo cosas que no debo,
callo todo lo que debería gritarte.
Escondo todo lo que es un no pero sí,
me muero por todo lo que quiero que sea sí
y es un no.

La taquicardia empieza a tocarme
la percusión en el corazón
y me derrito lentamente por tus pasos
que están lejos y te busco entre las sombras
y no te encuentro,
y antes de encontrarte me voy.

Cuando pienso en ti
siento que mis pulmones están encarcelados,
que me falta el aire, que te lo has llevado.

Cuando pienso en ti
se me hace un mar los ojos
y la orilla se me aleja de la cara,
y no hago pie y está muy hondo.

Cuando pienso en acercarme siento que te desintegras
si te rozo o si intento hacerlo, y se me caen las manos
y te siento inalcanzable. Y me falta fuerza,
y me sobra llanto.

Digo que es la última, que esta es la última vez que te escribo
y me falta valor para cumplirlo.

También me faltan tus manos...
Digo que voy a empezar a llorar por las noches
para así limpiarme los ojos,
y a ver si de mucho llorar te olvido.

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