Toda la culpa es tuya.

Toda la culpa es tuya y
toda la culpa la tienes tú;
lleva tu nombre y apellidos
y se calza tus zapatos.
A veces empieza por el pie izquierdo
y se pone de mal humor.

Se peina lentamente los cabellos,
y cuando no, los lleva al viento libres y enredados.
Lleva el corazón como diadema
y camina dejando por la calle
el rastro de tu olor.

Toda la culpa la tienes tú
y toda la culpa es tuya
por llenarme los oídos de palabras
y los ojos de amapolas.

Por mirar a todos lados
con la mirada estrellada
y sonreír como un niño
cuando le entregan su regalo
tan esperado.

Por tener los ojos como el cielo
en la noche de San Juan
y hacer que quiera vivir en tu boca.

Por ser arte en todas tus formas
desde las pecas invisibles
a los meñiques de los pies.

Y por eso toda la culpa es tuya
y toda la culpa la tienes tú;
por morder con tus dientes y
sonreír con tus labios.

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