Por dentro.

"¿Alguna vez has visto a un corazón ahogándose? 
¿Alguna vez lo has oído sumergirse y hacer esfuerzos 
para subir a la superficie por no poder respirar?
 Exacto, no se escucha. Ni siquiera se ve. 
Por eso impacta tanto."


Creo que los seres humanos nos parecemos a las casas. Ambos tenemos una fachada exterior en la que todo el mundo se fija, pero lo que más vale es nuestro interior, porque es para toda la vida.
Sé que las casas también pueden restaurarse por dentro, tirarse pilares, construirse nuevos... Y una casa puede ser totalmente distinta a como era antes por dentro. Pero siempre habrá algo que te recuerde que sigue siendo la misma después de todo porque no puede cambiar al cien por ciento. Siempre habrá cuatro paredes que por mucho que se pinten, seguirán siendo las mismas, las necesarias. Las que lo mantienen todo en su sitio. Y con las personas ocurre lo mismo, porque por mucho que alguien cambie, nunca podrá hacerlo al cien por ciento porque por mucho que se mienta, siempre descubrirá que en su interior hay sentimientos que siguen siendo los mismos que hace un tiempo.
Cuando eliges la casa en la que vas a pasar tus días, con la que vas a compartir lágrimas, risas y sonrisas,...; no sólo puedes fijarte en la fachada aunque sea lo primero que veas. Lo que importa es el interior de la casa porque con ese interior vas a convivir y en él vas a vivir. De la fachada te acabarás acostumbrando o podrás hacerle algún arreglo para verla mejor. Pero lo que hace realmente que te decidas por una casa u otra, es por nada más y nada menos, que su interior.
Y a diferencia de lo que buscamos en las casas, cada vez menos personas intentan verte por dentro a primeras. Tiene que ocurrir que primero les entres por los ojos para que quieran conocerte por dentro y no es tarea fácil, os lo aseguro.
Por eso creo que deberíamos conocernos con los ojos cerrados. Oírnos, comprendernos, dejarnos tocar por dentro y después, abrir los ojos y vernos. Creo que si nos gustara mucho lo que hemos encontrado dentro, aprenderíamos a aceptar lo que hay fuera. Al fin y al cabo, el físico siempre cambia.

Es terrible que alguien te cale los ojos cuando lo que tiene que calarte (y quieres que te cale) es el corazón.
Yo habría preferido conocerte por dentro antes que mirarte. Porque te miro y me has calado pero pienso en tu interior y no sé cómo eres. Y cuando te veo pasar, siento que giras alrededor de mí y tengo que mirarte. Quiero verte bailar. Quiero verte de mil maneras posibles, pero la que más, quiero verte por dentro.

Yo soy una persona que hace mucho se construyó un muro alrededor. Y dentro de ese muro, nada me hace daño si no miro por encima. Pero cuando pasas tú, se me construye una escalera que me invita a subir y verte. Y entonces te miro y se me desploma algún que otro ladrillo y vuelvo a empezar a construir mi muro, cada vez más alto. Y sé que si te viese bailar alrededor de mí, encontrarías un agujero por el que meter la mano y así juntarla con la mía para sacarme a bailar. Y sé que si hicieras eso, mi muro se derrumbaría ladrillo a ladrillo hasta quedarme indefensa delante de ti. Sería muy fácil que me pudieras romper el corazón.

Supongo que incluso si Soledad, que siempre ha estado sola, estuviese encerrada en un castillo; algunos días, o tal vez todos, se atrevería a mirar por la ventana por si el vacío viniese a hacerle compañía. Incluso Soledad querría encontrar compañía.
Suponemos que a Soledad le gusta estar sola, pero ¿y si no es verdad? ¿Y si se muere de ganas de que alguien esté con ella? Nunca lo sabremos. Al fin y al cabo, ¿a quién más le importa?

Y ese es uno de los grandes problemas del ser humano. Cada vez piensa menos en cosas tan necesarias, cada vez intenta mirar menos más allá de algo. Y por eso le basta con una simple fachada.

Es terrible escribir cuando alguien te ha inspirado y a ese alguien jamás se le pasaría por la cabeza que una persona, tú, fuera capaz de escribir algo por él.

Por eso yo no quiero verte más si no te puedo ver por dentro.

Cerremos los ojos y volvamos a conocernos... Pero esta vez de verdad... Esta vez como realmente importa. Esta vez, por dentro.



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