Los niños y las niñas ya no sueñan lo de siempre. Yo, en cambio, sigo soñando contigo.

"Que no le pongan nunca un pero a tus sueños. 
Que tus pesadillas los tengan todos."

Los niños siguen sin soñar con ser astronautas y las niñas tampoco sueñan con encontrar a su único amor verdadero.
En cambio yo, que nunca aprendo, sigo soñando contigo e imaginándote en cada recoveco de mi espacio y tiempo.
A veces imagino que me llevas de la mano a cantar a un karaoke y no me sueltas ni para tomarte una cerveza. Que me cantas borracho y me enseñas tu séptima sonrisa que es la de cuando vas ebrio y se te nota que me quieres de verdad. Tu octava sonrisa es la de cuando estás hasta arriba de resaca pero te acuerdas de todos los momentos conmigo y de que iba preciosa. Siempre me recuerdas más preciosa... Siempre imagino que lo recuerdas...
A veces también imagino que me acaricias mientras escuchamos juntos tumbados en la cama rock and roll y me susurras al oído que éso no serías capaz de hacerlo con otra persona que no fuera yo.
Y constantemente sueño que tocas a mi puerta y apareces con una sonrisa de oreja a oreja, me tapas los ojos, me montas en el coche con cuidado y me llevas a ver el mar. Y yo confundo el sonido de las olas con tus suspiros y creo que me has llevado a tu mar interno y me has invitado a nadar. Me dejas abrir los ojos por fin y yo me dejo abrir los pulmones para poderte respirar. Paseo por tu arena y saboreo tus labios salados. Siempre agarrada de tu mano. Y de repente, desapareces. Te conviertes en una niebla densa y me encuentro perdida en un mar alocado. Me calas los huesos y me salpicas con tus olas.
Te conviertes en gotas de humedad que saltan en mis ojos de pestaña en pestaña como si quisieras escapar de mí. Empiezas a llover y yo a llorar, y nos mezclamos en mi piel.
Y de pronto, despierto sobresaltada con lágrimas de agua en la cara. La toco con las yemas de mis dedos y la acerco a mi lengua. Te saboreo.
Te conviertes en una nación de cuyo nombre no te acuerdas y yo tampoco recuerdo. Y por más que yo quiera, no te puedo habitar. ¿Qué sería yo de ti? ¿Qué serías tú conmigo?
Nos convertimos en dos seres humanos de procedencia desconocida pero de corazones unidos.
Despierto. No te encuentro. Recuerdo que no existes y te olvido.

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