Lucero.

"Cuando escribes desde el alma, escribes, escribes,
 escribes, ..., hasta que encuentras el punto final. 
Y entonces suspiras. 
Sabes que no puede ser de otra manera. 
El suspiro es necesario."

Tenía el mar en el pelo y un planeta en la espalda en forma de lunar. Así es como la recuerdo, tan mágica y universal, en mis sueños. La llamo siempre Lucero, porque su luz ilumina el cielo estrellado. Y de noche, siempre está al lado del gran satélite lunar.
La noche que la vi por primera vez, el faro de la playa brilló con total intensidad. Aquella noche todos los marineros en sus buques de pesca se sintieron a salvo en el profundo y tan misterioso mar. Esperanzados, sabían que volverían a tierra si ella seguía en el cielo y el faro en prima línea al lado del mar.

Ahora desde mis entrañas puedo decir que el faro sigue alumbrando desde primera línea de playa y eso es porque ella sigue allí y no ha dejado de alumbrar. El faro sigue alumbrando pero yo ya no veo tu luz, igual porque no quieres gastar, te queda media vida aquí arriba o igual no ves tú la mía porque estás lejos.
Hace tiempo que no nos comunicamos con parpadeos, creo que sólo ha ocurrido en mis sueños. Hace tiempo que te echo de menos.
Al fin y al cabo sólo somos un par de estrellas que no coinciden en la misma posición del firmamento.
Un par de estrellas a las que les basta su luz y no quieren intensificarla si les queda media vida por vivir en el cielo.
Un par de estrellas que no busca crear la mayor explosión habida en el espacio. 
Un par de estrellas que sólo pretenden parpadear... Despacio.
Y es que, si hay tropecientos millones de estrellas brillando a la vez, ¿por qué iba a deslumbrarte mi luz entre tanto flash constante?
¿Cómo ibas tú a notar que le estaba mandando señales a la enana azul, y a la vez, la estrella más brillante?
¿Cómo ibas a ser capaz sin haberte dado cuenta antes?
¿Por qué tendría yo que pensar que te habías fijado en mi luz y siempre te ciega tanto al mirarla que... hasta no sabes cómo pedirme que te saque a bailar? 
Yo me moría de ganas de verte bailar sobre Saturno o tu falda. Con mi sonrisa de Astronauta.
Brillando a plena luz lunar. Blanca como la espuma del mar.

Ojalá fuésemos dos estrellas que se cogen de la mano para brillar con más fuerza como si nunca hubiesen existido los abrazos. 

No te lamentes por no ver mi luz. No te lamentes por yo estar cegado.
Podrías ser peor. Podrías brillar y cegarme más e impedir que aparte la mirada ni tan siquiera un segundo de ti todo el rato. 

Podrías ser peor y podrías dejarme totalmente ciego de tanto mirarte. Pero, ¿sabes? Recuérdalo bien. Incluso ciego seguiría viendo que tienes el mar en el pelo y un planeta en la espalda en forma de lunar..., Lucero.



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