Deberías saberlo.

Deberías saber que alguna vez en sueños
me llamaste "cariño",
me besaste en la calle
en la profunda oscuridad de la noche;

que aún el pecho me vibraba,
y aún las manos me latían,
y aún se me encendía toda esa luz
que tus fósforos de aire y de miradas
frotaban sobre las palabras
que querían escapar por mi garganta
para precipitarse sobre tus labios.

Deberías saberlo,
que alguna vez en sueños nos miramos
cientos de veces
y no hizo falta decir nada.

Sólo recuerdo eso.

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