Las tripas de mi corazón / Llegando tarde a todo.

Siento que estoy llegando tarde a todo,
que yo voy de camino hacia el tacto fino,
cuidadoso, el conocimiento lento y el sentir,
pero soy la única que va porque
los demás están de vuelta.

Parece que ellos ya no quieren conocer,
ya no desean sentir; ya no sienten, de hecho.
Ya nadie puede atravesarles los ojos,
clavarse en su pecho.

Y yo, que no estoy en la onda,
que no estoy en nada y no les entiendo,
siento tan intenso que se me rompe el corazón
-quiero creer que siempre por el mismo lado-.

Porque que me rompas el corazón
por el mismo lado será más una ventaja
que un inconveniente; algo de lo que podré aprender
tarde o temprano.

Estaba convencida de que no volvería a verte
porque la vida sucede de la manera más
planificada para no hacernos coincidir.

El bar estaba lleno de gente pero vacío de ti,
había hombres solos en la barra
bebiendo y mirando a la nada
y sabía que ellos nunca me hablarían a mí.

Y llegaron tus amigos y se pusieron a mi lado
porque era el único espacio que había libre,
y mientras ellos bebían tranquilos
yo tanteaba el tiempo que quedaba para que pudieras
venir y esperaba que aparecieras
pero no apareciste.

El corazón me latía taquicárdico,
la ilusión se me encendía y a la par
se me rompía en cien pedazos afilados,
y tú no estabas allí pero yo deseaba
tenerte cerca un rato.

Porque ojalá hubieras estado...,
me hubieras dado una sorpresa,
habríamos podido mirarnos, hablarnos, reír...
Pero esas cosas no me pasan a mí.

Tus amigos se marcharon
y la tristeza volvió a invadirme.
Mientras tanto sonaba Somebody to love
de Queen pero tú no estabas.

Miraba lo vacío que estaba el bar sin ti
y que cada vez que te siento cerca
estás a la vez más lejos.

Y lo único que sé es que tengo que olvidarte
y sacar las tripas de mi corazón
porque yo ya estoy llegando tarde a todo.

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