Voy a dejarte las cosas oscuras:

VEN, hagámonos los ciegos tocando nuestros cuerpos
desnudos como si estuviésemos leyendo en braille.

Que lo único que me cubra el cuerpo sea el miedo de que
este momento se acabe, de que alguien te toque mejor y
te guste. De que alguien se meta en tu boca y tú le dejes
quedarse. De que te guste meter tus manos entre otras
piernas que no sean las mías y todo esto cree sangre nueva
en tus venas, luz en células y pupilas y nuevos bombardeos
en sístole y diástole.

Y que lo único que cubra tu cuerpo sea el miedo de que
me vaya, para siempre, como el humo de tus cigarros
que tanto apestan pero que te dejan un sabor distinto
en la boca. Por culpa de ellos soy drogadicta de ti. El miedo de
que encuentre un calor mejor en otros brazos y te saque
de mis casillas y de mis ojos.

Pero tranquilo, que eso no va a pasar. Al menos lo mío.
Lo tuyo espero que tampoco porque si te marchas, me marcho
contigo.

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