Te busqué.
Dentro de mí y no estabas.
Dentro de mi cama y mis sábanas.
Dentro de mi boca.
Dentro de mis pupilas.
Te busqué, te busqué como una loca.
Una loca o una drogadicta,
que ansía encontrar éxtasis,
una jeringuilla de tu cuerpo
o heroína.
Te busqué como los poetas buscan a
sus musas en el fondo de vasos de whisky
con hielo y tequila..
Como los místicos misioneros buscan
a sus sirenas en barcos hundidos
en el fondo del océano.
Te busqué como los marineros buscan a
sus futuras mujeres en los puertos y faros
cercanos.
Te busqué de todas las maneras posibles,
hasta que las maneras se convirtieron
en formas, qué cosas.
Te busqué porque echaba de menos
tenerte entre mis piernas a oscuras,
haciéndome cosquillas mientras
jugamos a mordernos, besarnos
y desgastar nuestras partes del
cuerpo preferidas.
Te busqué como un fumador busca a su
cajetilla y su mechero después de haber
hecho el amor como nunca antes en su vida.
Te busqué, ¿y qué encontré?
Mi cuerpo a flor de piel en la oscuridad
y olor a polvo, desgraciadamente no del nuestro,
pero ojalá.

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