Que yo te quiera y me quieras tú. (Eres)

Eres la taquicardia que siempre aparece
cuando miro hacia otro lado fingiendo que no siento nada
sintiendo todo a la vez.

La voz que calla al silencio y les encuentra asiento
a los que están incómodos. Los ojos que lo observan todo
cuando uno empieza a enamorarse de la vida
y de la persona que tiene delante, aunque sólo vea su espalda,
su cuello y su piel. Delicada y suave como la seda.

He corrido por los bosques de cipreses y eucaliptos
que nacen cuando se te eriza el vello al sentir escalofríos.
He encontrado sonrisas entre los escombros de tu cuerpo
y una puerta hacia otro mundo en el remolino de tu pelo.
He encontrado en tus brazos dos embarcaciones que conducen a tu puerto
y en tus lunares las estrellas retratadas por Van Gogh.

Te he querido y te he odiado,
pero siempre eres tú.

Eres la excepción que confirma todas las reglas,
las normas incumplidas y las calles sin salida
a las que se les ha invertido la dirección, transformando
a la locura en una cuerda que forma nudos en la boca del estómago.

Eres el callejón sin salida que ha convertido
en un laberinto mi mente y la persona que hace de ventana
mientras lloro siendo lluvia, dejando que mis lágrimas hagan carreras
por tu piel o por tu ropa. Dejando que sea más yo que nunca.

Eres el viento que me sopla en la cara cuando el termómetro se afixia,
la bala que no me atraviesa sino que me acaricia,
los besos a modo de despertador.

Eres el cuerpo que envuelve todo mi ser,
la espuma blanca del mar que cubre las rocas,
la sal cristalina que brilla en la arena gracias a la luz del sol.

Eres el recuerdo de una cicatriz que ya no duele porque se ha curado,
el detalle más bello e imperceptible para todos aquellos que no saben ver.

Eres el quién y mi eterna pregunta sin respuesta. Mi gran vacío en el pecho y dolor.
La curiosa paradoja de la necesidad para respirar y nada más ser vista,
la ausencia de aire.
La belleza de agarrarse a la vida en cada beso y besarse sin usar los labios.
La belleza de escribirte sin haber visto tu cuerpo, sin saber quién eres y la
inmensidad del océano.

Porque si hay algo más inmenso que sentirse mar,
ola, onda, verso, trueno, estrella, beso, luz...
Es que yo te quiera...
Y me quieras tú.

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