Hoy quiero apagar el mundo.

"Si somos dos luces, ¿sabes lo poderosas que somos?
¿En cuántos lugares estamos?
¿Cuántas vidas salvamos?
Gracias por ser mi reciprocidad,
mi luz."

A ti, mi protón favorito, por dejarme bailar a tu alrededor,
por dejarme girar y mantenerme en equilibrio,
por no dejar que me maree, por inspirarme y
no espirarme, no repelernos sino atraernos,
por alumbrarme el camino de vuelta a
la risa. Por alumbrarme los sueños,
abrazarme los miedos,
y llenarme los 
huecos.

Hoy quiero apagar el mundo.

Y para apagar el mundo, poco
a poco, empiezo cerrando los ojos.
Las luces de la ciudad se desenfocan
en mi objetivo, en mis pupilas,
y empiezan a parpadear hasta apagarse
y llenar su lado de oscuridad.

Hay luces que nunca se apagan
aunque tengamos los ojos cerrados.
Son las salidas de emergencia por si
algo va mal, por si tenemos miedo.
Por si nos entra claustrofobia y tememos
a la soledad. Por si queremos ver por última
vez la luz solar o hemos renunciado
a vivir en la penumbra.

Los adoquines de las aceras comienzan
a empaparse con una lluvia muy fina
que a cada segundo se intensifica más,
se vuelve más fuerte.

Una lluvia que brota de mis ojos,
recientemente cerrados.

Agua que viaja desde mis montañas,
atravesándome el cuerpo entero
y desembocando en el mar del suelo
de la ciudad.

Resuena la voz de Morfeo en mi cerebro.
Comienza a hablarme lento
alcanzándome con sus susurros el sueño
y provocándome un miedo atroz.

Es martes y estoy esperando que me digas
¿nos vemos el viernes?, pero siempre llega
el viernes y no te veo.

Y tengo miedo de abrazarte y que seas aire
en movimiento, viento. Tengo miedo de que
te desvanezcas en cualquier momento
y ya nunca pueda ser viernes, o peor,
llegue otro viernes y yo siga sin verte.
Al final nunca te veo.

Pero te veré, da igual de cerca
o de lejos. Te veré.
Al fin y al cabo estamos juntas
en el Universo.

Hoy quiero apagar el mundo
y que seas tú la luz que siga alumbrando,
la salida de emergencia de esta oscura
soledad.

No te apagues nunca,
ni incluso cuando yo decida apagar
todas las luces.

No te apagues nunca,
por favor.

Si cierras los ojos y abres el corazón,
voy volando como un avión.
Te vengo...
Te voy.

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