El materiamorlismo.

Estamos en esas fechas en las que
se le pone precio al amor para comprarlo,
envolverlo y regalarlo.

Y lo venden tan bien, están todos los
comercios tan adornados de corazones
que parece que el amor sea tangible,
y no un intangible como el resto del año
se cree.

Estamos en esas fechas en las que Cupido
trabaja en exceso y se equivoca aún más.
Si en San Valentín no recibes un regalo,
no eres nadie o eso dicen...
Yo sigo siendo la misma,
pero eso sólo lo sé yo.

Estamos en esas fechas en las que
nos volvemos cariñosos de repente,
mientras el resto del año somos bordes
profundos.

Los comercios utilizan el amor para conseguir dinero
y después de tantos años, aún algunos creen que
el amor, las ilusiones y lo que supone
querer a alguien y que alguien te quiera
de forma recíproca puede comprarse
por cualquier precio.

Estamos en esas fechas en las que se cobran
los latidos, los besos, los mimos, las caricias
y los te quiero.

"El día de los enamorados" lo llaman
como si éstos no se quisieran todos los días,
como si sólo implicara quererse mucho un día
y el resto de días del año sólo un poco
o nada.

Hemos desgastado y ensuciado el amor de tanto usarlo,
venderlo, regalarlo. De rebajarlo a precio de risa
al que cualquiera puede optar con una sonrisa,
que ya no tiene el valor que antes tenía.


Hace un año,
un catorce de febrero se paró mi mundo.
Y ahora gira más deprisa.

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