Leer es tan mágico.

La encontré leyendo su libro favorito
en un campo de margaritas.
Sé que era su favorito por cómo lo leía,
por cómo la envolvía. Parecía que
en ese lugar sólo estaban ella
y su libro. Ambos en paz.

Al acercarme para verla mejor a ella
y al título del libro,
sin apartar la vista de éste
para ver cómo era yo
o al menos, quién, dijo con voz
serena y mágica: "Hay libros que deben ser leídos
como mínimo dos veces y una vez los lees
dos veces, se te meten en las entrañas...
Buscan su lugar perfecto entre tus vértebras...
Y se acomodan tanto que... si no los vuelves
a leer... duele. Y el dolor acaba
perforando el corazón.
Entonces sabes que necesitas leerlo otra vez
para sentirte completo, para que no duela.
-hizo una pausa breve y dijo por último-
Leer es tan mágico..."

Y no dijo nada más.
Ni siquiera me miró para ver mi reacción.
Siguió leyendo en aquel campo de margaritas
donde parecía haber encontrado la paz.

Juro que aquellas palabras también
buscaron un hueco en mis entrañas,
se debieron acomodar en alguna de mis vértebras.
Y ahora me duele no verla siempre que paso
por allí.

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