En el centro.

Si existiese un punto extremo,
tú en un lado y yo en el otro,
aceptar el amor o el olvido
sería más sencillo.

Pero en cambio, a ti te gustan
los puntos intermedios, como mi ombligo.
Ni frío ni calor, prefieres templado.
Ni lluvia ni sol, votas nublado.
Ni conmigo ni sin mí, te encantan los vaivenes del centro,
las risas, los enfados, los descuidos que acaban en beso.

Te gusta vivir en el centro.
Irónico que sea Madrid en su punto 0,0.

Así que nunca te quedas conmigo pero
tampoco te marchas del todo,
tú siempre estás en el centro haciéndome
algún destrozo.

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