Recuerdo hace un año.

Recuerdo que hace un año,
aunque quizá tú ya no te acuerdes,
no hicieron falta palabras,
ni siquiera conocerte.

Compartimos unas pocas
y la más cercana a ti fue tu nombre.
Eso me bastó para encontrarte
sin saber lo que me esperaba.

Y es que no han dejado de llover palabras
desde entonces, aunque tú no lo sepas;
aunque no te deje entrar a este baile
para que se nos junten las manos.

Recuerdo que el Big Bang se concentró en mi pecho
y las piernas me temblaban como si estuviese
sufriendo mi propio terremoto.

Después mi mano bailó sobra la pista de baile
de la palma de la tuya; y aquel abrazo intenso
me cortó tanto la voz que tan sólo podía
hablarte en susurros y mirarte la cara.

Porque fue como si me abrieses la puerta
de tu cuerpo, y me dejaras desfilar latido a latido
por el pasillo hasta llegar a tu corazón.

Y sentí que los relojes se paraban y la arena
dejaba de caer, pero un segundo después el tiempo
siguió avanzando.

Un año después recuerdo aquella noche,
en la que yo no sabía nada pero algo en mí se encendía
mientras sentía por dentro y te fotografiaba.

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