Quiero, pero no de esta manera.

No es que no quiera noches de pasión
contigo ni abrazarme a tu cuerpo
desnudo.

Porque quiero,
pero no de esta manera.

Porque antes quiero junto a ti
mañanas soleadas,
en las que el cielo azul brinde
sobre nuestras cabezas.

El sol, entonces,
te deje las mejillas tostadas
y yo necesite morderte
para hacer que te rías.

Porque antes también quiero
ver tardes reflejadas en tu espalda,
con el sol cayendo entre las montañas
como una vela que se apaga
sin el soplo de unos labios.

Así que no pienses que no quiero
noches de pasión contigo,
porque claro que las quiero,
pero no de esta manera.

Quiero tenerte latiendo en mi pecho
con tu oído encima y yo hacer lo mismo
tantas veces como quiera.

Y también quiero hacerte reír
en todos los idiomas, de todas las maneras
de este mundo, y verte
en todos los colores que se pueda.

Y sentirte con la brisa de los suspiros
de cuando el viento sopla y mece las hojas;
y sentirte con la lluvia cuando las nubes
se derrumban y las calles se mojan.

Y entonces será,
cuando nuestros cuerpos decidan unirse en la noche,
palparse y conocerse con las manos
sin necesidad de palabras.

Será entonces la pasión la fina capa que nos una
y nos hará reír una vez tras otra,
mientras cubra nuestros cuerpos desnudos
incendiados por sus ganas.

Y no harán falta gritos
porque ni siquiera harán falta palabras.

Será entonces cuando nuestras manos se junten,
y cuando tus deseos y los míos se acaricien por fin,
después de haber estado criándose desde que los dos dormimos
en diferentes camas.

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