Así los días pasan cuando no estás.

Al mediodía el sol brillaba
y calentaba como unos ojos
que echan chispas.

Se balanceaba entre los asientos
y bailaba con las sombras
en el pasillo del autobús.

Cayó con la tarde hacia las montañas,
camuflándose tras ellas en sus trincheras
hasta desaparecer en el abrazo.

Entonces llegó la luna
y se encendieron todas las luces de la feria
y la ciudad.

Ahora la noria, multicolor, gira sin descanso
como lo hacen las agujas del reloj
de mi muñeca.

Y llegará el momento en que las luces
serán apagadas
y te cubrirás de sueño los párpados.

Y verás, así pasan los días
cuando no estás alrededor de mis ojos.

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