La loca del Ártico.

"Hay kilómetros de más entre tus ojos y mis ojos 
que hacen que no te vea al despertar.
Kilómetros de más entre tus manos y mis manos 
que hacen que no te pueda tocar.
Kilómetros entre tus labios y mis labios 
que hacen que no te pueda besar.
Entre tu cuerpo y mi cuerpo hay kilómetros,
 y los kilómetros son geografía.
Pura Geografía que no podrá vencernos 
Jamás."

Algunas personas con tan sólo mirarte a los ojos pueden llegar a saber el estado en el que se encuentra tu corazón. Y eso lo sé porque un día me encontré a la loca del Ártico, y me lo confesó.

Cuenta una antigua leyenda que una joven se enamoró profundamente de un corazón no correspondido.
El amor puede llegar a ser tu propio veneno, así que así fue, el amor la volvió loca. El corazón se le enrojeció hasta tal punto que jamás había tenido el corazón tan rojo y se le engrandeció hasta oprimirle la caja torácica. 
Cuenta la leyenda que decidió marcharse a vivir al Círculo polar Ártico. Sin previo aviso. Sin notas de regreso ni despedidas. Se iba porque sabía que el amor la vencería. Y ella no quería luchar, tan sólo ser correspondida.
En el Ártico, el corazón se le helaría y no le dolería. 

Un día lluvioso, me la crucé durante una fracción de segundo. Creí que había sido un sueño, pero  puedo decir que era ella. No me cabe duda. Sólo la ves si ella quiere que la veas. 
Me miró a los ojos, con unos ojos tan grises como una niebla densa y me dijo susurrando, brotando de sus labios las palabras en forma de viento helado, que mis ruinas volverían a reconstruirse de manera natural. Porque todo aquello que se queda como ruina y no se reconstruye, acaba convertido en piedra. Piedra que no podrá ser moldeable jamás.

Me pudo ver el corazón en ruinas en tan sólo una fracción de segundo. Ella sabía muy bien cuál era esa sensación y también sabía qué ocurriría si mi corazón no volvía a reconstruirse. Su corazón se había convertido en piedra. 

Y por eso, algunas noches, se la escucha cantar y reír de madrugada por los callejones oscuros como si estuviese loca. El amor la volvió loca desatando su locura a la vez que desataba los cordones de su corazón. 

Su corazón ya no era moldeable. Lo tenía en un rincón guardado bajo llave... Y ya no había salvación.

Cuentan que esperó año tras año en el círculo polar pero nadie apareció. Cada año fue un puñal. Por eso llevaba las heridas abiertas ya imposibles de cicatrizar. Y por eso podía ver las mías, con tan sólo mirar desde las lejanía.

Se las conocía.
Ella las había vivido en su propia piel,
durante años en el Círculo Polar.

Comentarios

  1. Sé de esas personas que son capaces de ver a través de los ojos y, créeme, se puede amar a unas ruinas, o eso me han contado.

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    Respuestas
    1. Ojalá todo el mundo sea capaz de amar unas ruinas, ojalá no te hayan mentido.
      Gracias por leerlo y escribir el comentario,
      un beso.

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