Aunque tú no lo sepas.

"Tinc el cor oprimit, buit, 
a prova de bombes i en ruïnes 
per la falta de ús."

No tengo suficientes ladrillos para protegerme contra ti. Apuntas muy alto y luchas muy fuerte. Más de lo que yo creía que podría soportar. Me derribas.
Te diría que te protegieras conmigo y que si quisieras, yo te cubriría de nuestros propios cañones de guerra pero nos va a doler, te lo prometo. No sé cómo cubrirte sin que volemos ambos por los aires.
No tengo cómo protegerme ni cómo protegerte conmigo de ti.
Y aún con todos los imposibles, caí.
Y aún no he aprendido a levantarme.

Tengo una sensación extraña por dentro desde que no estás aquí. Como de querer llorar pero no me salen las lágrimas. Tal vez me he evaporado, o tal vez nunca tuve agua. Supongo que mi corazón está vacío, así que no encuentro una manera mejor de decirlo:
- Camarero, llénemelo. Pero hasta arriba. Por favor y gracias.

Recuerdo cuando escribías y lo llenabas todo del agua invisible del mar de tu nombre. Lo dejabas todo cubierto de peces naranjas nadando a contracorriente. Recuerdo leerte y verte regándome las manos, brotándome de éstas las palabras como flores.
Tú las regabas y ellas crecían. Tú escribías y yo te leía.
Después te escribía en silencio sin que tú lo supieras ni lo fueras a leer.
Supongo que hay galaxias que es mejor guardarlas en universos secretos. Y también planetas y seres descubiertos.

A veces me haces falta, noto tu ausencia en mis manos. Me las llevo a la boca y me callo. No te puedo nombrar ni puedo decir que te echo de menos. Porque no existes.
Me contengo y muerdo el sentimiento con los dientes, o mejor dicho, muerdo la ausencia.

Tengo que curarme sola, de ti, y no me queda nada en el botiquín. Está así desde que te fuiste. Las vendas usadas para los ojos cubren parte del suelo y la caja de tiritas está vacía. No caben más en mi pecho.
Veo pruebas de amor a fuego en coches ajenos y en pasos de cebra y me acuerdo de ti. Nos imagino a los dos. Tú no sientes, y yo no siento. Pero noto la ausencia.

Te vi marcharte como una luz y aún sigo cegada por ese flash tan brillante. Allá en la lejanía, difícilmente perceptible, sigue tu luz alumbrando.
Te marchaste sin despedirte. ¿Es tarde para volver o es pronto para quedarte? Es tiempo de irte.

Aunque tú no lo sepas,
hay luces que nunca se apagan.
Y tú eres la luz más brillante
de mi universo secreto.
Y sigues brillando, cada vez con más intensidad,
aunque tú no lo sepas.

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