¿Dónde sientes las prisas?

Últimamente escribo de culo
porque no dejo de mirarte a la cara.

A ti. Sí, tú.
A ti que me dices "tú y las señales de humo".
A ti que me dices que la próxima vez que te vea,
me acerque y te dé un beso, sin más dilación.
Sin decirme dónde y liándome la cabeza.

A ti que me guardas abrazos con ganas,
pero después por la noche no abres los ojos.
Y esperas a que yo vaya y yo me voy,
pero en la otra dirección.

A ti que me llamas guapa y me provocas taquicardias
porque vuelves y porque no puedo conmigo
cuando te pones embriagador.

A ti que consideras privilegiados a mis amigos,
que dices "qué suerte tienen", sin saber que suerte eres tú.

A ti que has entrado en el primer cuarto de siglo,
que las noches se te lían fácil
porque quién no va a liarse fácil con tus ojos mirando
a través de la copa.

A ti que estás acostumbrado a que se te acerquen
para captar tu atención,
y yo que creo que no sé captar eso de nadie
y por eso te espero sabiendo que no vienes.

A ti que prefieres que nos descubramos solos
sin quitarnos la ropa. Que eres tímido para lo que no deberías,
y astuto para otras cosas.

A ti que no te gusta hablar de ti,
y yo que de ti podría hablar de lo que veo
durante horas.

A ti, que seguramente circulas a ciento veinte por la autovía,
que prefieres ser rico y un viaje alrededor del mundo,
y estar un rato en cada punto y coma.

A ti que crees que eres feo
sin saber que me has eclipsado por dentro,
ni que he contado cuántos besos te caben en la cara,
y me he perdido.

A ti, que me has quitado la venda con tal desenfreno
que hasta el hipo se me ha convertido en risa,
y preguntan que de dónde he salido.

Y a ti, que dices que no te gusta ir tan rápido;
y yo me pregunto: ¿dónde sientes las prisas?,
si soy yo la que tiene el corazón acelerando
y a punto de saltar chispas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.