A todo un imposible.

El amor y yo no vamos en línea recta,
aunque siempre pensé que sí
aunque por calles distintas
y nos podríamos cruzar.

Siempre pensé que tú irías a su lado
y en esa convergencia,
nos daríamos la mano y algo más.

Pero ahora sé que no,
ahora lo sé una vez más.
Ahora sé que el amor me evita,
me atraviesa disparándome antes
y me golpea mejor.

Al menos por ahora,
no sé qué demonios hice en otra vida.

Sabía que no podía ser de otra manera
y que no podías ser tú;
porque que yo pase y tú te metas,
que yo siga y no aparezcas,
que yo esté y tú no entres,
es algo que tenía que pasar.

Porque nuestras vidas son calles,
y los bares a los que entremos;
y no es culpa del destino que no nos encontremos,
porque a pesar de yo buscarte tú no eres capaz de hacerlo.

Pensaba que tus manos encajarían con las mías
pero no pretendo intentar hacer ese puzzle
porque sé la respuesta, y la sé porque
ahora no es el momento.

Y nunca lo ha sido hasta hora,
y no sé si lo será.

Por eso todo esto ha sido un error.
Tú no lo sabes pero yo sí lo siento
en todo el corazón que me ocupa el cuerpo entero.

Ha sido un error y por eso tengo que poner
arena, tierra y todo lo que sea entre tú y yo.
Se acabaron los pájaros sobrevolando mi cabeza,
las ondas alrededor de mi esternón,
se acabaron los sentimientos, los pongo en venta.
Y ojalá alguien los quiera,
se acabó.

Por eso esta será la última vez que te escriba,
y tan sólo hace falta decirlo para que no lo sea.
Aunque intentaré intentarlo, de eso sí soy capaz.

Así que si por algún casual te encuentras en mis palabras,
no habré sido yo. No, yo ya no.
Habrán sido mis manos.

Habrán sido mis poemas,
los que no te pueden olvidar.
Algunos, sin esperanzas ni fuerzas, ya lo están intentando.

Y si alguna vez preguntas por qué todo este mar, por qué toda esta arena,
diré que fue porque me cansé de esperar a todo un improbable.

A todo un imposible,
y eras tú. Y eres tú.

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