Un sueño.

"Y cada vez más solos... 
Más vacíos... Más rotos.
Cada vez más solos 
tú y yo."

Abro los ojos...
Oscuridad.
Muevo la mano por la cama,
le toco la piel.
Me pego a él y deslizando suavemente
mis dedos por su cara, le localizo los labios.
Aún reina la oscuridad en nuestra cama.
En nuestro cuarto.

Se despierta de su sueño.
Se escucha su sonrisa,
cómo se ensancha de un lado
al otro.
¿Qué haces?, susurra.
Te quiero, pronuncio.

Vuelve a escucharse su sonrisa y
a modo casi inaudible su risa de niño pequeño.
Me entran ganas de comérmelo a besos.
Me muerdo el labio, aguanto,
suspiro.
Se queda dormido y pronuncia
algo en sueños...
Te quiero,
te quiero,
te quiero.

Me acerco a su pecho y escucho el sonido
que produce su corazón cuando está
tranquilo. El cierre de sus válvulas acorde
al mío.

Inspiro y espiro.
Me duermo...
Aún reina la paz,
la oscuridad y hace un poco de
frío.

Abro los ojos.
Luz.
El invierno se ha ido.
Mi piel de cobre arde
y yo no le palpo con las yemas
de mis dedos.
No le encuentro.
Mi cama ha aumentado de tamaño
y yo he encogido.
Empiezo a tener miedo.

Cierro los ojos con fuerza.
Los abro, le busco y no le siento conmigo.
No está... Se ha ido.
Todo ha sido un sueño...

Un sueño...
y él nunca ha existido.

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