No puedo dormir.

No puedo dormir y eres el motivo,
como siempre me pasa;
porque no me pasa nada contigo.

Tiemblo por los nervios de la última vez
que nos vimos y me arde el pecho
aquí mismo, ¿acaso te ocurre lo mismo?

Te has frotado contra mi cuerpo
en forma de abrazo como si fuese cerilla
hasta acabar de prenderme,
provocando en mí un gran incendio.

Yo, que tan sólo quería
bajar unas escaleras interminables
acariciando tu espalda y besando tus brazos.

Me digo que el amor es necesario,
lo siento aquí en el pecho que me enciendes
y arde como un condenado.

Me digo que todo necesita de él para sentirse vivo,
y pienso que ni la vida pestañea cuando pasas por delante
por si se lo pierde y no vuelve a vivirlo.

Porque la paz que tan sólo encontraba en el mar
también la encuentro contigo, y nadie nunca antes había sido
capaz de provocarme decirlo.

Porque paz es mirarte las pupilas y en ellas encontrarme
y no saber de suspiros.

Y me alegra, te juro que me alegra,
saber que estás vivo y existes
aunque nunca seas (mío).

Aunque nunca pueda verte dormir,
conocer a tu niño, ni viajar alrededor del mundo en moto
agarrada a tu cintura.

No puedo dormir, pero puedo sentirnos;
así que vísteme esta noche de besos los huesos
que me estoy muriendo de frío.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.