Cuando estoy contigo el tiempo corre.

Cuando estoy contigo el tiempo corre
en dirección contraria a nosotros,
y yo siento que entre nosotros está todo quieto
y alrededor todo se desenfoca.

Cuando estoy contigo el tiempo avanza tan veloz
que cuando te miro de frente no te miro,
no tanto como me gustaría para
poder pedir la nacionalidad de tu ojos.

Avanza el tiempo tan deprisa que cuando te hablo al oído
te cuesta escucharme y nos hablamos entre susurros
como si el mundo estuviese sufriendo un ultimátum.

Y aunque el mundo fuese a acabarse,
como golpe de suerte tu voz me desviste los oídos
y tus besos me encienden las mejillas
y viajo a un limbo en el que pierdo la consciencia
del tiempo, el espacio y nuestra lejanía.

Y no recuerdo tus manos, ni su forma ni tamaño.
Ni su tacto ni si encajan con las mías.

Y no recuerdo tus ojos ni si reímos a quemarropa
porque el tiempo corre mientras bailan las agujas por la pista.

E intento estudiar cada centímetro de ti,
desde los rascacielos de tus pestañas
a las raíces de tus pies que te mantienen en la vida.

E intento conocer cada centímetro para poder recitar de memoria
el lugar concreto de todos tus vértices,
y conocerte en lenguaje de signos.

Y quiero saber reconocer cada centímetro
pero el tiempo avanza tan deprisa,
que el viento vuela y nos aleja a nosotros,
cuando estoy contigo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.