La historia que nunca termina.

Te he querido y te he odiado,
pero aún te quiero, todavía.

No me quedan fuerzas para seguir tirando;
eres una tormenta que nunca se calma,
un rayo que no cesa,
un invierno que no termina.

Eres la piedra que no salta,
sino que hunde. Que se hunde dentro de mi alma,
conmigo en mi vida.

Y mientras me hundo, grito
en el interior de un bosque
lleno de maleza que me araña el corazón
que ojalá estuvieras aquí.

Que ojalá, pero.

Pero nunca.

Y eso siempre es la historia que nunca termina.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.