Imposibilidad.

Ni todas las mañanas son fáciles,
ni todas las tardes duras,
ni todas las noches imposibles.

Porque hay días en los que
nada más te levantas,
observas que el camino
va muy cuesta arriba.
Y te pilla con las legañas
en los ojos y sin zumo de naranja
con vitaminas.

Y también hay noches
en las que caes rendida
en la cama y no te da tiempo
a pensar en la imposibilidad
de la vida.

Por eso,
hay mañanas tan difíciles
como noches posibles.

Y sólo tú puedes hacer
mis mañanas fáciles,
mis tardes blandas
y mis noches posibles.
Siempre posibles.

Porque la única imposibilidad
es no quererte cada día más
hasta romperme en mil pedazos
y volver a construirme.



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