Marina.
Marina me dijo una vez que nunca había visto amanecer o atardecer,
pero el día que me hizo Inmortal,
pude ver amanecer a través de las palabras
y parecía mentira que ella nunca hubiese visto uno.
Ella es un caos.
Un caos con c de cara, a de
amiga, o de optimismo y s de
sonrisa.
Es la chica que se olvida de las maletas en sueños.
Pero te sonríe y hasta se te olvida que se pueda olvidar
incluso de ti en un aeropuerto.
Te sonríe y hasta se crea un poco de cosmos
en el Universo.
Los planetas cuchichean entre ellos
y dicen “¡Va a vernos Marina! ,
¡Todos a sus puestos!”.
Plutón se sonroja poniéndose
de color rojo corazón,
se sonroja pensando que
igual desde la distancia
infinita, aunque qué es infinito
hablando del Universo,
Marina le ve y le lanza una sonrisa
de esas que ella tiene,
de Universo.
Y quién sabe.
Igual Marina se enamora de él
y obliga al Universo a que Plutón
sea considerado de una vez por todas
Planeta.
Porque los planetas
más pequeños tienen los corazones
más grandes, y Marina sabía que Plutón
lo tenía.
Y estaba en lo cierto.
Entonces,
los planetas se alinean todos juntos
tal y como llevaban años luz planeando,
y se curvan a modo de sonrisa.
Buen intento.
Una sonrisa no tan grande como
la de Marina,
que provocó que saliera luz hasta de un
agujero negro.
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