Dentro de mí.

Aunque tú no lo veas,
puede ser que yo tan sólo
sea una casa con paredes
vacías que no se puede habitar.

Que está cerrada desde hace
un par de años por
derribo y soledad.

Que no se puede vender,
ni tan siquiera regalar.
Nadie es el rey del mundo
y cuesta una fortuna de arreglar.

Nadie tiene el suficiente
dinero del mundo,
ni tampoco las ganas,
para mi corazón amueblar.

Aunque tú no lo veas,
sigo en pie.
No me derrumbo.

Por si algún día vuelves,
y al irte, vuelves a mirar
y me ves como nunca antes
me habías mirado.
Y tal vez,
en un casual,
te dé por pedir créditos
como un loco.

Te dé por convertirte
en jeque árabe,
o en dedicarte a la banca,
o ser Bruce Wayne,
y salvarme a mí
del mundo.

Te dé por hacerlo todo,
absolutamente todo.
Dejarte la cabeza, la paciencia,
y la razón por mí.

Para amueblarme y vivir en
esta casa,
dentro de mí.

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