En negrita, cursiva y subrayado.

Dijo que algún día me apuntase
el darme una vuelta, o dos, o tres,
y desde entonces mi cabeza
da vueltas en forma de sueños
que nunca se cumplen.

Y de tanto soñar ya sé que no va a volver.
Que no me dará vueltas reales.
Ni en moto ni de la mano.

Y si supiera que tan sólo me basta
el quedarnos muy quietos, en una esquina,
en un escalón o en el suelo sentados,
para que me dé vueltas su risa
y esa forma tan onírica de reír...

Pero es algo que no puedo contarle.
No porque no quiera ni me atreva a hacerlo
ni me muera después,
sino porque cerrará su boca con llave
y no sabré si por dentro algo se le habrá incendiado.

Pero si supiera que me da vueltas su risa,
me habría dicho que mejor se lo apuntaba él,
en negrita, cursiva y subrayado.


Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.