A ti.

¿Por qué tu? ¿Por qué no yo?
¿Por qué me permito soñar contigo?
¿Por qué dedicártelo todo?
Desde llantos hasta suspiros.

¿Por qué a ti y no a mí?
Tú que no estás nunca,
yo que estoy siempre.
¿Por qué no puedo escribirme a mí misma?
¿Y por qué si lo hago es por ti?
Y eres tú.

¿Por qué dedicártelo todo?
Los versos malditos,
los besos no dados.

¿Por qué escribírtelo a ti?
Aquello que tus ojos no tocan,
aquello que no sienten tus manos.

¿Por qué siempre a ti?

Pues verás, es sencillo.

A ti porque no hay otro,
a ti porque me puedes.

A ti por ser de la manera en que tú eres,
y eso que no eres para mí.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.