Nuestro puente.

¿Sabéis a dónde he vuelto a ir hoy?

Al puente que nos conectaba por si
acaso él había vuelto y por si el puente
se hubiese vuelto a construir.
Pero el lado de su puente sigue
derrumbado, en ruinas, tal y como
lo dejó cuando decidió irse de mí.

Y mi lado del puente sigue esperando,
paciente.
Mi pequeño puente,
se sigue manteniendo en pie y es
elegido como el favorito de los suicidas.
¿Te lo puedes creer?
Nuestro puente suicida.

Suicidas,
aquellos que un día quisieron cruzarlo
y lo encontraron así,
tal y como lo dejaste,
tal y como lo has dejado.
Aquellos que se quedaron a medio
camino y les dio miedo volver.
Les dio miedo aceptar que el puente no
seguía.
Que el puente no comunicaba con tu
ciudad, parece ser que, su favorita.
Mi favorita.

Que ya no había forma de que por tierra
pudiesen cruzar. Y se atrevieron a saltar,
se creyeron valientes, poderosos,
súper héroes.
Y cayeron al mar.
Como auténticos suicidas, sin ser meramente
conscientes de que lo eran...
antes de saltar.






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