Huellas de mis pies pequeños.

Pienso, que si me quiere en su vida,
usted me pondrá en la suya,
y me lo grabo a fuego para arrancar su sombra de mí.

***

"Cuando te veo se me olvida",
no sabe usted cuánto se pierde por no saber leer ni siquiera 
entre los espacios de las palabras que le escribo.

  ***

Ojalá que todo esto pronto se tapice.
Que se me cubra de un nuevo terciopelo
el corazón.

***

Me arrastra los ojos, los brazos, el corazón.
Yo me sentiría más tranquila si no me sacudiese
como un mar bravo en tempestad que provoca 
el choque de mástiles y que la fila de postes de madera
que se encuentran unidos por una fina cuerda
en el puerto vayan y vengan siguiéndole
según los rugidos de las olas;
sobre todo cuando aparecen.

***

Esa boquita por la que escribiría tanto,
pero no quiero. Y en el fondo te escribo
libros enteros... Aunque no lo merezcas.

***

Usted no era realmente bueno, yo pude verlo con mis propios ojos. 
No era realmente bueno y ni se acercaba al centro ni remotamente, 
pero lo intentaba. Yo lo miraba mientras lo intentaba 
y mientras daba paso. 
No sé qué debió suceder conmigo, pero dio de lleno, 
con el pulso fijo en el centro sin un pestañeo nervioso 
y por lo demás sobraron las palabras; y con su puntería dichosa
logró atravesarme. El pecho, que aquella noche era diana.

***

Usted no sabe cómo en mi cabeza algunos circuitos
vuelven a recorrer el mismo camino cada día
con tal de olvidarle. Y no lo consiguen.

***

No quiero escribir sobre todo lo que yo interpreto
cuando tu mano se posa en mi espalda
y se queda ahí mientras eres consciente.
Tampoco lo que entiendo cuando me miran tus ojos fijos
y mientras tu boca se cierra. Cuando tu sonrisa se ensancha
o en el abrazo. No quiero escribir sobre todo aquello que me arrastra
dulcemente, sino sobre aquello que me sacude con fuerza
y me deja abatida y dolida, 
al menos un poco.

***

Perdió la cuenta de las veces que escribió sobre sus ojos y su boca. 
Y aún lo desea, cada vez,
cada vez más.

***

De ti diré que fuiste,
que yo no sé qué fuiste,
y que ojalá lo sigas siendo.

***

Quiero pensar que cada vez que te dedico mis letras,
aunque sabes bien que sin remitente,
sabe un poco a despedida.

***

Las batallitas que una tiene por dentro, a solas, a escondidas, en silencio. 
Tú nunca sabrás lo que hubo detrás. Ni detrás de una mirada,
ni de un abrazo, ni de mis palabras,
ni mucho menos de mis intentos por mantener una conversación
que nos uniese los ojos aunque siempre hubiese deseado las manos.
Nunca sabrás que hubo una lucha interna, un duelo, una hoguera.
Quizá tan sólo lo veas como un comportamiento extraño.
Echarte arena por no querer recibir tus olas. 
Porque si me llegan a los pies, me baño.
Me meces. Me duermo en ti. 
Y se me olvida que llevo tiempo queriendo olvidarte
-y aún lo estoy intentando pero me falta la fuerza
y me sobra el llanto por querer verte y no hacerlo-.

***
Pero tú no te quedas en casa, 
sales y embriagas con tu boca.
Si el mundo te viese con mis ojos...

***

Todos los piropos bonitos que tengo para ti
me los voy a tragar
para que me crezcan dentro las flores.

***

Decía Camarón de la Isla que si tus ojillos fueran
aceitunitas verdes...

***

Imagina todo el confeti de un
"¿quieres venir conmigo?"

***

Lo peor es que algunos hombres de lejos pueden ser tú
pero, en cambio, de cerca ninguno.

***

Es consciente de todo aquello que no le ocurre,
del paso del tiempo, de lo que esas pequeñas necesidades
ocultas producen -peso, dolor-,
y quizá lo que más duele es ser consciente de una conversación.
Que todo habría sido mejor 
si desde el principio
hubiéramos sido otras/os.

***

Digamos que por ti, algunas veces,
también se me llegó a achinar el corazón.

***

No es bueno ser consciente de que la vida
va a ser siempre un proceso lento
para lograr olvidar a alguien.
Y que realmente no es olvidar,
sino poner en un sitio que ya no duela.
Que ya no sientas. Que esté en paz y tranquilo.
Encontrar su lugar en tu pecho,
dentro de ti, porque donde está te duele 
casi todo el tiempo.

***

Hoy escucho menos que ayer
pero aún podría oírte
si me susurraras.

***
Imagino que te veo y que yo no escucho nada, 
y te explico qué me ocurre y me hablas más despacio,
y tan de cerca, que me comes con la voz.

***

Porque una lo intenta y lo intenta
pero es en estos momentos cuando la tierra cede,
cuando la hoguera sigue ardiendo,
cuando la llama prende.
Cuando algo, no sé si calma o tormento
me reconcome por dentro, y es tu nombre
mordisqueándome el pecho
con sus dientes de leche.

***

Hablas de la chispa adecuada; y ay,
si tú supieras qué incendio me arde
por ti, cuando me hablas.

***

Está tu imagen desgastada en mí
por pensarte tanto.

***

Esta pena que se regocija en mis entrañas
es como un "ojalá pudiese ir contigo
a todas las playas del mundo,
pero ni siquiera podemos ir juntos
ni a la vuelta de la esquina".

***

A estas horas de la noche
escribir sobre esto que me recorre la punta de la lengua no;
y mucho menos recordarte.

***

A veces la ficción cae sola,
como pura fachada.

***

Hoy he pensado en ti antes de salir de casa
y después en el camino.
He creído que tal veces eres un animal salvaje
al que no quiero domesticar, sino abrazar muy fuerte.
Después, en el camino, seguía con mis ojos
la línea de pasos que nos reconducen
pero allí tampoco te encuentro, ni siquiera en la noche.
No hay manera de localizar tus ojos, de poner en el centro tu boca,
ni siquiera de rodearte o mandarte señales de humo.
Es como si estuvieras rodeado por barreras
que yo no puedo rozar sin electrocutarme.
Hace un rato que te he visto en una fotografía
y he vuelto a sentir lo mismo.
No sé frenar lo que se mueve en mi pecho.
Quizá tal vez seas un hacker
y has entrado, sin quererlo,
en mi sistema. Y corazón.

***

Espero que al menos en sueños hayamos bailado
cientos de veces, aunque yo no me acuerde
y tú no lo creas.

***

Y pueden pasar todos los hombres del mundo
por la calle, que no, ¿sabes?, que no.
Que no me provocan lo mismo.

***

Yo te busco pero nunca estás.
También es importante decirlo, aunque a ti no.
A ti yo ya nada más.

***
Quiero arrancarte de mi pecho
y a la vez mientras te veo
quiero coserte más fuerte.

***

Primero me lo debo permitir,
centrarme en mí,
ser mi propio centro y estela;
más tarde tú, sin acto de presencia
y en silencio, te irás yendo de mí
como un planeta enano que nadie reconoce.



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